UNAHUR promueve creación de campus virtuales para escuelas de Hurlingham

Más instituciones se suman al proyecto “Un campus para mi escuela” de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR). En tiempos de aislamiento social preventivo y obligatorio, el campus virtual se vuelve una herramienta central para garantizar la continuidad pedagógica y está disponible para las treinta escuelas secundarias de gestión pública del municipio.

“Un campus para mi escuela” se puso en funcionamiento en 2018 y demanda un intenso trabajo junto con docentes y directivos del nivel secundario de Hurlingham. Su objetivo: que las escuelas secundarias cuenten con un entorno virtual que apuntale y amplíe los tiempos y espacios de la clase. De esta manera, la UNAHUR puso su plataforma educativa Aula Abierta al servicio de estas escuelas.

“Venimos trabajando hace tres años para que todas las escuelas de Hurlingham tengan un acompañamiento virtual –explica Walter Wallach, rector en ejercicio de la UNAHUR-. En esta coyuntura, el campus virtual se convirtió en el protagonista central de la tarea educativa”. Y agrega: “El conjunto del sistema está buscando herramientas para garantizar la continuidad pedagógica: televisión educativa, impresión de materiales, etc. La Universidad tiene una herramienta privilegiada, porque una cantidad muy importante de escuelas, docentes y estudiantes ya trabajan en nuestro campus virtual. Estamos poniendo a muchas escuelas secundarias públicas de Hurlingham a la vanguardia de la continuidad pedagógica en tiempos de pandemia”.

Lizzie Wanger, secretaria académica de la Universidad, señala que, desde sus orígenes, la UNAHUR se propuso el fortalecimiento del nivel secundario de Hurlingham: “Somos parte de esta comunidad y, efectivamente, nos sentimos parte de ella. Creemos que, además formar trabajadores docentes para el futuro, tenemos que ser capaces de transformar la realidad cotidiana de la escuela secundaria”. Wanger relata cómo se precipitaron los tiempos de trabajo en estas últimas semanas: “En 2019, logramos un alto grado de participación de escuelas, equipos directivos y docentes. Este año, cuando buscábamos extender y profundizar la experiencia, la pandemia hizo que más escuelas empezaran a demandarnos la apertura de aulas virtuales y el acompañamiento de las y los docentes. Esto sucedió muy de golpe y tuvimos que acelerar el proceso”.

En las últimas dos semanas de emergencia sanitaria se realizaron talleres virtuales para acompañar a cada docente en el diseño de su propuesta pedagógica. Seis instituciones de Hurlingham ya decidieron que todas y todos sus docentes trabajaran en el campus virtual: la Escuela Técnica N° 3, y las escuelas secundarias N° 3, 10, 19, 20 y 22. En el caso de otras instituciones del municipio, hay docentes que, por iniciativa propia, utilizan la plataforma para crear sus clases virtuales.

“Pasar de un aula virtual de apoyo a la presencialidad a otra que es el lugar de la clase implica dar una salto cualitativo muy grande”, subraya Melina Fernández, quien colabora activamente con el proyecto desde la Secretaría Académica. La Universidad, observó Fernández, construye “las mediaciones necesarias con las y los docentes para que el proceso de enseñanza y de aprendizaje ocurra”.

Bárbara Panico es licenciada en Ciencias de la Comunicación y trabaja en el área de Tecnología Educativa de la Secretaría Académica de la UNAHUR. Está a cargo del proyecto “Un campus para mi escuela”. Hace unas semanas estuvo al frente de una serie talleres virtuales para atender la demanda de las y los docentes. Dice Panico: “Realizamos un acompañamiento en el diseño de las aulas virtuales. Para eso, se ofrece un taller virtual por día en el que recibimos hasta seis docentes”. Estos talleres suelen tener una duración de dos horas y la coordinadora puede compartir su pantalla para que las y los participantes observen cómo se arma una clase virtual. A su vez, quienes toman el taller pueden compartir sus propias pantallas para que Panico observe la evolución de sus trabajos.

La responsable del proyecto, por otra parte, recibe los listados de escuelas, docentes y estudiantes que deben cargarse en la plataforma. Además, recibe correos electrónicos con consultas que, en la mayor parte de los casos, giran en torno al funcionamiento del campus. Cada escuela que participa del proyecto, además, cuenta con uno o dos referentes tecnológicos que canalizan muchas de las dudas de carácter pedagógico que surgen entre el cuerpo docente. Para “salvar los espacios generados por la distancia abrupta –dice Panico–, creamos tutoriales en línea para docentes y estudiantes”.

En estos tiempos de incertidumbre, hay quienes ponen en duda la posibilidad de construir propuestas pedagógicas virtuales en el corto plazo. Melina Fernández, en cambio, defiende esta posibilidad y remite al trabajo sostenido que la UNAHUR viene realizando en este sentido. Y sostiene: “Creo que lo único que no podemos hacer es renunciar a enseñar. Esto implica aprender cosas nuevas y pensar otras presencialidades”. También destaca que la profesión docente se  desenvuelve siempre en un contexto cambiante: “La educación presencial tampoco tiene recetas. Se poner en marcha cosas que fracasan y no por ese se deja de intentar. No se trata de actuar como si nada estuviese ocurriendo, pero sí de pensar en qué vínculos podemos construir desde la virtualidad”.

En momentos en que parece sencillo sucumbir ante la perplejidad que producen los efectos del COVID-19, la UNAHUR redobla sus esfuerzos para contribuir en el crecimiento de la educación pública. “No creemos en una defensa conservadora de la escuela –reflexiona Wallach–; sino en una defensa activa y transformadora. La incorporación de tecnología es una de las herramientas que tenemos para lograrlo”.

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