Vandalizaron por cuarta vez una Esquina de la Memoria que recuerda a Soledad Schjaer

Una Esquina de la Memoria de Hurlingham, iniciativa que homenajea a los desaparecidos y asesinados por la última dictadura cívico-militar, fue nuevamente vandalizada. Con aerosol negro taparon el nombre de la militante popular desaparecida, Soledad Schjaer, en la plaqueta colocada en su homenaje.

Es la cuarta vez que esta señalización que apela a la Memoria, Verdad y Justicia resultada vandalizada. La modalidad del ataque es siempre la misma: una pintada con aerosol de color negro que tapa el nombre de Soledad y la frase alusiva a su vida y militancia. Tras cada uno de estos ataques, la Municipalidad limpió y realizó un mantenimiento del cartel evocativo. Cada una de esas jornadas se realizó en el marco de un acto en el que se concentró una importante cantidad de vecinos y militantes de organismos de Derechos Humanos.

El programa Esquinas de la Memoria de Hurlingham homenajea a vecinos y vecinas asesinados y desaparecidos por la dictadura mediante el señalamiento en la esquina de la cuadra donde vivieron.

La primera Esquina de la Memoria que fue señalizada estuvo dedicada a Floreal “El Negrito” Avellaneda, detenido-desaparecido por el terrorismo de Estado el 15 de abril de 1976. El Negrito fue la víctima más joven de la dictadura: tenía 15 años y su cuerpo apareció en la costa de Montevideo.

La señalización en homenaje a Soledad se realizó en el mes de septiembre del año pasado, en el cruce de las calles Bizet y Dell’Eva, a metros de la casona donde vivió la familia en la década del 60 y principios de los 70. En esa cuadra de frondosas arboledas crecieron los siete hermanos Schjaer. Soledad cursó la primaria en el colegio inglés St. Hilda’s y el secundario en el Esteban Echeverría, ambas instituciones situadas en Hurlingham. Luego estudió Escenografía en el teatro Colón, donde trabajó como productora artística hasta el golpe militar.

La instalación de la plaqueta recordatoria en homenaje a Soledad en septiembre estuvo caracterizada por la emoción, tanto durante el actocomo en los momentos previos cuando se reencontraron viejos vecinos y ex compañeros de primera y secundaria de Soledad y de sus hermanos.

La primera vandalización ocurrió en la madrugada del 1° de enero de este año. Luego siguieron la segunda y la tercera pintada, durante el mes de enero, realizadas al amparo de la noche del mismo día en que se había realizado la restauración de la plaqueta.

El pasado sábado 25 de febrero la Municipalidad convocó nuevamente a vecinos y organismos de derechos humanos a realizar la limpieza y mantenimiento de esa Esquina de la Memoria. Estuvieron presentes el Subsecretario de Gobierno de Hurlingham, Lautaro Aragón y el Director de Derechos Humanos, Rafael Berecoechea.

Tras los aplausos por la limpieza de la plaqueta, empezó la actuación de la Orquesta Folclórica Municipal. Hubo hasta quienes se animaron a salir a bailar una chacarera en medio de la calle.

A los pocos días, algún negacionista cercano a esa esquina no soportó tanta muestra de afecto demostrada por vecinos y militantes de diversos distritos del oeste del conurbano y volvió a vandalizar -siempre bajo la oscuridad nocturna- el cartel evocativo. Los vecinos descubrieron la pintada el jueves a la mañana.

En esa zona no hay cámaras que registren quién es el responsable de esos ataques a la memoria. En las localidades de Hurlingham, Villa Tesei y Williams Morris, hay cinco Esquinas de la Memoria. La que está dedica a Soledad Schjaer es la única que resulta repetidamente vandalizada.

Las autoridades municipales manejan la hipótesis de que el responsable de esas sistemáticas vandalizaciones nocturnas es alguien que actúa de manera solitaria y que vive en las cercanías de la Esquina de la Memoria que recuerda a Soledad Schjaer, a unos metros del chalet donde vivió con sus padres y sus seis hermanos, y que su familia recuerda como “la casa de nuestros años felices”.

Soledad Schjaer comenzó su militancia siendo muy joven y, como recuerdan sus familiares, decía que mientras hubiera un pobre en la Argentina debía luchar por un país más justo. Fue asesinada junto con su compañero Leonardo Adjiman por la dictadura el 7 de septiembre de 1976 en Lomas de Zamora. Tenía 25 años y era madre de dos varones, de un año y medio y de seis meses.

Los cuerpos de Schjaer y Adjiman fueron enterrados como NN en una vereda del cementerio de Lomas de Zamora y fueron identificados en 1992 por el Equipo Argentino de Antropología Forense, dirigido en ese entonces por Alejandro Inchaurreguí.

 

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